Seis motivos para combinar una cocina blanca con una mesada beige
Los armarios de cocina blancos resultan elegantes, agrandan el espacio y, además, van bien con cualquier estilo decorativo. Por eso vuelven a estar muy de moda (aunque realmente, ¡no se habían ido nunca!). Descubre por qué una cocina blanca y una mesada beige forman un buen tándem y crean un ambiente de lo más acogedor. Aquí tienes las claves.
1. POTENCIA LA LUZ Y LA SENSACIÓN DE AMPLITUD
La luz se multiplicará y el espacio generará la sensación de hacerse más grande con el uso del blanco junto al beige o cualquier otro color neutro (gris perla, marrón, marfil…) o tonalidad pastel de la paleta cromática (verde, azul, naranja…).
Y lo mejor de todo de mezclar una cocina blanca con mesada beige es que dependiendo de la hora del día, el sitio se va transformando. Porque el blanco, pero en especial el color beige, se ve diferente dependiendo la luz que le incida: la suave luz del amanecer, la potente luz del mediodía, los rayos solares dorados y cálidos del atardecer o la iluminación artificial de la cocina a lo largo de la noche, cuando ya se ha puesto el sol. En definitiva, captaremos los colores de la cocina de forma muy distinta en función de la hora del día y hasta de la climatología (bruma, lluvia, cielo con nubosidad…).
2. EL DISEÑO GANA EN MATICES
No hay mayor peligro que cuando se usa el blanco en la cocina ésta tenga una apariencia fría, casi de laboratorio, pero con las mesadas beige el conjunto sumará calidez. De hecho, puedes hacer que otros elementos dialoguen con esta superficie de trabajo y se tiñan de la misma tonalidad: el suelo, las paredes recubiertas o pintadas, el antepecho en la zona de fuegos, los textiles que vistan las ventanas… De paso, con esta paleta armoniosa y sutil marcarás y definirás mejor los volúmenes que cuando se emplea un esquema monocromático de blanco sobre blanco, con el que se corre el riesgo de que el ambiente se vea insignificante con el abuso de un color tan inmaculado.
En el caso de una cocina blanca combinada con una mesada beige toma nota de este consejo que dan los principales interioristas: convendrá jugar con las texturas de textiles, metales, maderas y aplicar toques brillantes en combinación con otros mates. Así el espacio no cae en un aburrimiento y se rompe la monotonía que podría causar.
3. LOGRAR RICOS CONTRASTES DE COLOR (SI SE DESEA)
Una base tan neutra como la que proporciona una cocina blanca combinada con una mesada beige permitirá agregar sin riesgos cualquier otra pincelada de color, pues ambas tonalidades son versátiles y se adaptan bien con otras más intensas, como por ejemplo el negro, el rojo, el verde o el azul. Así pues, el blanco y el beige ofrecen un marco ideal para poder jugar con la decoración y crear esquemas de color más contrastados, si se quiere. Porque, insistimos, por sí solos ya son capaces de crear mucho interés visual.
4. EL PUNTO FOCAL: EN LAS mesadas
En toda idea de diseño las decisiones se toman con una intencionalidad clara. ¿Cuál es el principal motivo para apostar por una cocina blanca y una mesada beige? Sin duda, destacar la mesada por encima del mobiliario. Esto resulta muy adecuado especialmente en las estancias en las que se han instalado bastantes módulos altos y armarios tipo columna, pues el color blanco elegido aligerará la composición. Del mismo modo, se aconseja en el caso de que la cocina sea pequeña y, por supuesto, cuando la mesada beige destaca por su belleza, como la que proporcionan materiales como las piedras naturales o los sintéticos.
5. COCINA BIEN INTEGRADA CON EL SALÓN-COMEDOR
Cada vez es más habitual unir en un ambiente abierto las zonas de día, es decir, que la cocina comparta espacio con el salón-comedor para disfrutar de la compañía familiar mientras se preparan los platos. Habitualmente, un elemento como un muro bajo, una isla o un desayunador se encarga de separar el área de cocina. En estos casos, nada mejor que una cocina blanca y una mesada beige y que el salón y el comedor mantenga el mismo esquema cromático sutil, que resulta tan sereno, armónico y sofisticado.
Aparte, cada zona podrá vivirse y decorarse diferente por temporadas: la sala de estar puede lucir una ligera y fresca alfombra alrededor del sofá en las estaciones más cálidas, y otra de lana bien mullida en el frío invierno. También la mantelería del comedor y el office, o incluso las cortinas, pueden sustituirse en función de la estación del año. Y piensa en zonificar gracias a la iluminación artificial, empleando una luz fría en el área de trabajo de la cocina, de unos 4.000ºK de temperatura de color, y el en el resto de lugares cálida, de unos 3.000ºK.
6. BLANCO Y BEIGE, UNA MEZCLA APROPIADA PARA CUALQUIER ESTILO
Por último, aunque no menos importante, una cocina blanca y una mesada beige combinarán con cualquier estilo decorativo, desde las líneas minimalistas, hasta las vanguardistas, industriales, clásicas o rústicas. De hecho, la base de color es neutra y hablando de carácter y personalidad: si se quiere apostar por ambientes sobrios, el esquema de tonalidades seleccionada deberá seguir siendo moderado, mientras que, si se desea un resultado más osado y rompedor, nada mejor que añadir un color que ofrezca un rico contraste, algo de resalte. Eso sí, esas tonalidades intensas siempre es mejor reservarlas para complementos o piezas pequeñas, como jarras decorativas, cuadros, láminas, lámparas o alfombras que delimiten el rincón de office. El resultado es dinámico, pero en su justa medida, y se propicia que la cocina resulte elegante y acogedora.
No hay duda, una cocina blanca y una mesada beige es una mezcla infalible que, además de lograr que el espacio resulte luminoso y se perciba más amplio, da como resultado un ambiente elegante y espectacular que transmite paz y orden. Se trata de un dúo de éxito ideal porque, además, nunca pasa de moda. No se puede pedir más para trabajar cómodamente en una cocina.